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martes, 17 de diciembre de 2013

UNA BELLA MANERA DE OBTENER UN PRIMER BESO (ALEC Y MAGNUS)

QUE LINDO RELATO LLENO DE AMOR.





..."Ella dijo que yo te gustaba".

"¿Qué?"

"Izzy. Mi hermana. Me dijo que yo te gustaba. Te gustaba. Te gustaba."

"Me gustabas, ¿Me gustabas?." Magnus enterró su sonrisa en la piel del gato. "Perdona. ¿Tenemos doce años? Yo no recuerdo haber dicho nada a Isabelle..."

"Jace lo dijo también." Alec fue contundente; era la única manera que conocía como ser. "Que yo te gustaba. Que cuando él subió aquí arriba, tu pensabas que era yo y te decepcionaste al ver que era él. Eso nunca sucede."

"¿No sucede? Bueno, debería."

Alec se sobresaltó. "No - me refiero a Jace, él es.... Jace."

"Él trae problemas," dijo Magnus. "Pero tu no tienes malicia. Lo cuál en un Lightwood, es una adivinanza. Vosotros siempre habéis sido una familia trazada, como unos Borgia de renta baja. Pero no hay mentiras en tu cara. Tengo el sentimiento que todo lo que dices sincero."

Alec se inclinó hacia delante. "¿Quieres salir conmigo?."

Magnus parpadeó. "Ves, eso es a lo que me refiero. Sincero."

Alec se mordió el labio y no dijo nada.

"¿Por qué quieres salir conmigo?," inquirió Magnus. Estaba frontando la cabeza de Presidente Miau, sus dedos largos doblaban las orejas del gato hacia abajo. "No es que no seas altamente deseable, pero la manera en qué lo has pedido, parecía como si pidieras algún tipo de ajuste -"

"Lo hago," dijo Alec. "Y pensaba que yo te gustaba, y dirías que sí, y podría intentar - quiero decir, podríamos intentar -," Puso su cara entre las manos. "A lo mejor fue un error."

La voz de Magnus fue suave. "¿Sabe alguien que eres gay?."

Alec sacudió la cabeza; se encontró respirando un poco fuerte, como si hubiera corrido una carrera. Pero que podía hacer, ¿negarlo? ¿Cuando vino aquí a hacer exactamente lo contrario? "Clary," dijo, con voz ronca. "Lo que fue... Fue un accidente. Y Izzy, pero ella nunca dirá nada."

"No a tus padres. ¿No a Jace?"

Alec pensó sobre Jace sabiéndolo, y alejó el pensamiento, fuerte y rápido. "No. No, y no quiero que ellos lo sepan, especialmente Jace."

"Pienso que podrías decírselo." Magnus frotó la barbilla de Presidente Miau. "Se rompió en pedazos como un puzzle jigsaw cuando pensó que ibas a morir. Se preocupa -"

"Pienso que mejor no." Alec seguía respirando rápidamente. Se frotó las rodillas de sus vaqueros con los puños. "Nunca he tenido una cita," dijo en voz baja. "Nunca he besado a nadie. Nunca. Izzy dijo que yo te gustaba y pensé -"

"No soy indiferente. ¿Pero te gusto? Porque este tema de ser gay no significa que debas arrojarte a cualquier tío y estará bien porque no sea una chica. Hay gente que te gusta y gente que no."

Alec pensó en su habitación en el Instituto, estando en un dolor delirante y envenenado cuando Magnus entró. Apenas le había reconocido. Estaba casi seguro que había estado gritando por sus padres, por Jace, por Izzy, pero su voz solo podía salir en un susurro. Recordó las manos de Magnus sobre él, sus dedos frescos y suaves. Recordó el fuerte agarre que mantuvo en el pecho de Magnus, por horas y horas, incluso después que el dolor se fuera y sabía que estaría bien. Se recordó mirando la cara de Magnus en la luz del amanecer, el oro del amanecer brillando como oro en sus ojos, y pensando lo extrañamente precioso que era, con su mirada y gracia de gato."

"Sí," dijo Alec. "Me gustas."

Se encontró con la mirada de Magnus de frente. El brujo le estaba mirando con una especie de mezcla de curiosidad, afecto y asombro. "Es tan extraño," dijo Magnus. "Genérico. Tus ojos, ese color -." Se paró y sacudió la cabeza.

"Los Lightwood, ¿sabías que nunca tuvimos ojos azules?."

"Monstruos de ojos verdes," dijo Magnus, y sonrió. Depositó a Presidente Miau en el suelo, y el gato se movió hacia Alec, y se frotó contra su pierna. "A Presidente le gustas."

"¿Es eso bueno?."

"Nunca salgo con alguien que no le guste a mi gato," dijo Magnus fácilmente, y se levantó. "Así que digamos, ¿Viernes noche?".

Una gran ola de alivio llegó a Alec. "¿De verdad? ¿Quieres salir conmigo?."

Magnus sacudió su cabeza. "Tienes que parar de jugar al difícil de conseguir, Alexander. Hace las cosas difíciles." Sonrió. Tenía una sonrisa como la de Jace - no era como si ellos se parecieran, pero el tipo de sonrisa que ilumina todo su rostro. "Vamos, te acompaño a fuera."

Alec se dirigió detrás de Magnus hacia la puerta principal, sintiendo como si el peso se hubiera ido de sus hombros, uno que ni él sabía que estaba llevando. Por supuesto que tendría que sacar una excusa sobre dónde iba a ir el Viernes noche, algo en lo que Jace no quisiera participar, algo que necesitara hacer solo. O podría pretender que estaba enfermo y escaparse. Estaba tan perdido en sus pensamientos que casi tropezó con la puerta principal, contra la que Magnus estaba apoyado, mirándolo con ojos entrecerrados como medias lunas. 

"¿Qué sucede?," dijo Alec.

"¿Nunca has besado a nadie?," dijo Magnus. "¿Nadie en absoluto?."

"No," dijo Alec, esperando que eso no le descalificara para salir con él. "No un beso de verdad."

"Ven aquí." Magnus lo cogió por los codos y lo acercó más. Por un momento, Alec estaba totalmente desorientado por la sensación de estar tan cerca de otra persona, la clase de persona de la que él quería estar cerca tanto tiempo. Magnus era alto y delgado, pero no flaco. Su cuerpo era duro. Sus brazos ligeramente musculosos, pero fuertes. Era centímetros más alto que Alec, lo cual era raro, y se complementaban a la perfección. Los dedos de Magnus estaban debajo de su barbilla, levantando su cabeza ligeramente, y entonces se besaron. Alec escuchó un sonido saliendo de su propia garganta y luego sus bocas se fundieron con una urgencia descontrolada. Magnus, Alec pensó encantado, realmente sabía lo que hacía. Sus labios eran suaves, y superaba a Alec en experiencia, explorando su boca: una sinfonía de labios, dientes, lengua,.. cada momento despertando sensaciones que él ni sabía que tenía.

Encontró la cintura de Magnus con sus dedos, tocando su piel desnuda, la cual había estado evitando mirar hasta el momento, y deslizó su mano bajo la camiseta. Magnus se tensó por la sorpresa, pero luego se relajó. Dejó correr sus manos por los brazos de Alec, por su pecho, su cintura, encontrando las tiras del cinturón de Alec, tirando de ellas y acercándolo más. Su boca dejó la de Alec, y Alec sintió la presión caliente de sus labios por la garganta, donde la piel era tan sensible que parecía estar conectada con los huesos de sus piernas, las cuales estaban a punto de desfallecer. Justo antes de caerse al suelo, Magnus lo soltó. Sus ojos brillaban, y también lo hacía su boca.

"Ahora ya has sido besado," dijo, pasando por detrás de él y abriendo la puerta. "¿Nos vemos el Viernes?."

Alec aclaró su garganta. Se sentía mareado, pero también aliviado. La sangre corría por sus venas como un coche de formula uno, todos los colores parecían brillar. Mientras salía por la puerta, se giró y miró a Magnus, quién le miraba con gracia. Dio un paso adelante y estiró al brujo hacia él. Magnus cayó sobre él, y Alec le besó. Fuerte, rápido, confuso, sin práctica, pero con todo lo que tenía dentro. Atrajo a Magnus más cerca de él, su propia mano entre los dos, y sintió el corazón de Magnus dar un brinco en su pecho.

Dejó de besarle y se apartó.

"El Viernes." dijo, y dejó que Magnus se marchara. Dio la vuelta y se alejó por el pasillo, Magnus mirándole. El Brujo cruzó los brazos y se acomodó la camiseta donde Alec lo había agarrado, y sacudió la cabeza, sonriendo.

"Lightwoods," dijo Magnus. "Siempre tienen que tener la última palabra."

Cerró la puerta detrás de él, y Alec corrió bajando las escaleras de dos en dos, la sangre palpitando en sus oídos como si fuera música.
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